La destilería JURA, se encuentra en Craighouse, en el único pueblo de la isla de Jura, situada al oeste de Escocia y frente a la celebérrima, para los amantes del malta, de la isla de Islay.  El nacimiento  “oficial” de la destilería, sin perjuicio de otros que la historiografía celta le pudiera atribuir, se remonta a 1810 y fue una de las primeras legales de toda Escocia.

Hasta mediados de los años 70 del siglo pasado no comenzó a elaborarse un malta embotellado, pues toda la producción, por otra parte habitual hasta fechas relativamente recientes, se destinaba al blended, concretamente a formar parte de los blends de la marca Mackinlay (hoy en día pertenecientes a Whyte & Mackay).

Los whiskys que elabora nada tienen que ver con el marcado carácter turboso y yodado de sus parientes cercanos de la isla de Islay, al contrario recuerdan más a los maltas de las Highlands del norte porque en ellos las connotaciones marinas y de turba están más suavizadas. La botella, singular y fácilmente detectable por el consumidor, se comercializa en una botella que reproduce la silueta de la isla de Jura (recuerda a la tapa de un violín).             

Hace pocos años renovó etiquetas, botellas (manteniendo la silueta) y denominaciones de su portafolio. El clásico “Isle of Jura” de 10 años, por ejemplo, se denomina “JURA Origin 10” y se le asocia el símbolo celta de la espiral de la vida , símbolo formado por una triple espiral unida que representa, por una parte, la creencia de estos pueblos primitivos de que la vida se movía en ciclos eternos, y por otra, asociado con el número tres (triple), los elementos fundamentales del Universo Celta: Tierra, Agua y Aire.  

Notas de Cata

Color:  Dorado.           

Nariz:  Aromas frutales al principio (manzana, pasas), con un fondo ligeramente a malta y a salado.           

Cuerpo: Ligero.           

Boca: Dulce, ligueros toques sápidos, granos de café y regaliz negra. Presencia de la madera y algo de vainilla y malta. Todo bien integrado en su suavidad.

          El whiskey irlandés Jameson , encabeza las listas de ventas en la exportación y es el prototipo representativo del estilo irlandés, ello a pesar de que su fundador John Jameson era escocés; este hombre imprimió al whiskey un estilo perfeccionista, los mejores ingredientes, las mejores barricas de roble para el añejamiento y la destilación únicamente en alambiques de cobre, aplicando el sistema de la triple destilación lo que confiere al destilado una enorme suavidad.            

          A diferencia de los escoceses en que la cebada malteada es secada en hornos abiertos, lo que le atribuye ese regusto ahumado característico, en los irlandeses predomina  el secado en hornos cerrados, lo que implica ausencia total y absoluta del ahumado y consecuentemente la posibilidad de distinguir mejor los matices del cereal utilizado.             

           El Jameson se elabora como un blended pero a diferencia de los escoceses este responde a un proceso de elaboración distinto, en su mezcla únicamente intervienen dos destilados obtenidos con ingredientes diferentes pero en la misma destilería; el primero con la utilización de cebada malteada y sin maltear, después de someterlo a la triple destilación se envejece en barricas de roble, tanto nuevas como usadas, algunas que han contenido previamente vino de Jerez; por otra parte se destila una mezcla de maíz y cebada malteada, lo que produce un destilado sumamente suave y aromático, al igual que el otro es añejado por separado; finalmente antes de su embotellado es afinado durante la mezcla o blended.            

          Por su suavidad es de los whiskys recomendados para los iniciados en este apasionado mundo, mejora con un poco de agua fría al estilo irlandés y si no hay más remedio con hielo, pero eso si que sea de agua osmotizada. Si se va a mezclar con algún refresco aconsejo que se prescinda del Jameson y se opte por  un whisky más barato.            

             Un poco de Jameson, unos amigos y una sesión de jijas irlandesas, a ser posible en un Púb irlandés e inmediatamente surgirá en ti la necesidad de viajar a Irlanda para impregnarte del espíritu irlandés, mientras evocas la cancioncilla de whiskey in the jar.

 Notas de Cata            

Color:  Dorado pálido           

Nariz:  Cereales , recuerdos de jerez y de hierba recién cortada           

Cuerpo: Ligero.           

 Boca: Suave, equilibrado, madera bien integrada, toques vainillados y dulces. 

        Pocas bebidas espirituosas tienen el privilegio de permanecer a lo largo de los años en una línea inalterable,  fuera de modismos,  con tanta devoción para sus consumidores que no haya necesitado un retoque, una modificación o simplemente su eliminación del mercado. Estamos hablando de uno de los mejores blended del mercado, el Johnnie Walker Etiqueta Negra, con cerca de un siglo de historia a su espalda, desde que vio la luz en 1909.

            En este blended especial, intervienen whiskys de grano y fundamentalmente de malta con al menos 12 años de previo envejecimiento. Como quien elabora un perfume, el maestro mezclador sabiamente ha ido incorporando, en distintas proporciones, cerca de 40 whiskys, pertenecientes a destilerías del grupo. La estructura principal, del que absorbe esa elegante suavidad, deriva del Cardhu (single malt), pero sin dejar las notas aromáticas y especiadas (pimienta, Yodo, turba...) provenientes de los maltas de las Islas del oeste de Escocia, con un claro predominio del Talisker (single malt). Con un precio acertado, dada la enorme calidad del whisky que presentamos, es un valor seguro que no debe faltar en nuestra casa.

Color:  Ambar.

Nariz:  Suave, aromas de mantequilla, mazapán, con toques de turba, ahumados suaves y especias (pimienta, vainilla).

Cuerpo: Suave.

Boca: Especiado, al ataque ligeramente dulce, vainilla. Aromas muy bien integrados y delicados. Final largo, invita a beber.